13 de noviembre de 2010

GEOLOGÍA E HISTORIA DE LAS VILLUERCAS

Mapa actualizado de los lugares de especial interés geológico ("geositios") dentro del Geoparque de Las Villuercas.

Mapas geológicos de Las Villuercas (Escala 1/50.000) obtenidos del SIGEO:

http://sinet3.juntaex.es/sigeo/webmap/USER/GE50000/pdf/Magna50%20707.pdf

http://sinet3.juntaex.es/sigeo/webmap/USER/GE50000/pdf/Magna50%20708.pdf

http://sinet3.juntaex.es/sigeo/webmap/USER/GE50000/pdf/Magna50%20681.pdf

http://sinet3.juntaex.es/sigeo/webmap/USER/GE50000/pdf/Magna50%20653.pdf


GEOLOGÍA:


Las Villuercas, Montes o Sierras de Guadalupe, son una de las comarcas naturales de Extremadura que se nos presenta como un núcleo montañoso aislado situado al sur-este de la provincia de Cáceres. Las Villuercas constituyen un macizo orográfico, limitado al norte por el río Tajo y al sur por el Guadiana, al este por la comarca toledana de La Jara y al oeste por los llanos de Logrosán y Aldeacentenera.

El doble pico de La Villuerca

El pico culminante de este macizo montañoso se denomina precisamente “La Villuerca”, con 1601 metros de altitud, desde donde parten con dirección noroeste-sudeste una serie de sierras cuarcíticas plegadas durante la Orogenia Hercínica a mediados de la Era Paleozoica, arrasadas a lo largo de la Era Mesozoica y rejuvenecidas durante la Orogenia Alpina a finales de la Era Terciaria.
Las sierras de Las Villuercas están, pues, definidas como una entidad geomorfológica de límites precisos, con profundos valles y agudas crestas paralelas orientados al noroeste que originan un relieve hercínico muy característico “tipo apalachense”. Estructuralmente estas sierras constituyen la parte más profunda de un gran sinclinorio que estaba limitado por sendos anticlinorios, hoy totalmente arrasados en forma de extensas penillanuras.


Geológicamente la región de Las Villuercas se encuentra situada en la Zona Centroibérica del Macizo Ibérico o Hespérico, que ocupa de forma irregular el territorio más noroccidental de la Península Ibérica, constituido esencialmente por las rocas pertenecientes a los periodos Ediacárico, Cámbrico, Ordovícico y Silúrico (de -650, a -400, Millones de años), sobre los cuales existen materiales terciarios y cuaternarios de cobertera (de -23, a -1.8, M. a.) localizados fundamentalmente en depresiones tectónicas marginales.

La Pangea a finales del periodo Carbonífero (hace 300 millones de años)

Fragmentación del Orógeno Apalachense y formación del primitivo Atlántico

Situación actual del antiguo "Orógeno Apalachense" a ambos lados de la dorsal atlántica


El gran sinclinorio de Las Villuercas está formado por otras estructuras de plegamiento menores, anticlinales y sinclinales, entre las que destacan en un corte transversal oeste-este:

- Anticlinal de Logrosán.
- Sinclinal de Santa Lucía-ríoRuecas.
- Anticlinal del Almonte-Navezuelas.
- Sinclinal del río Viejas.
- Anticlinal del Ibor-Guadalupe.
- Sinclinal del Guadarranque.
- Anticlinal de Valdelacasa de Tajo.



MAPA GEOLÓGICO: Verde Paleozoico, Marrón Ediacárico, Amarillo Rañas



Los materiales rocosos que conforman este macizo orográfico se originaron en el mar de la eras Neoproterozoica y Paleozoica, desde hace más de 650 millones de años, se trata de lutitas (pizarras) y cuarcitas con abundante fauna marina: Trilobites, gusanos arenícolas, graptolites y braquiópodos, que encontramos fosilizados en numerosos lugares de estas sierras.

Pistas de gusanos arenícolas de Las Villuercas

Los fósiles (Cloudina carinata) más antiguos del Ediacárico (548 a 542 M.a.) de Las Villuercas

Trilobites del periodo Ordovícico de Las Villuercas (Illaenus sp.)

Nuestra comarca emergió de las aguas marinas como consecuencia de los plegamientos producidos por la Orogenia Hercínica hace unos 300 millones de años aproximadamente y desde entonces ha sufrido un proceso lento de destrucción originado fundamentalmente por el encajamiento de la red fluvial. Hacia la vertiente del Tajo se orientan los valles de los rios Gualija, Ibor con su afluente el Viejas, el Cuernacabras y el Almonte con la Garganta de Santa Lucía. Hacia la vertiente del Guadiana se abren los valles del Guadarranque, Guadalupejo y Ruecas.

Cantos de La Raña de Cañamero, al fondo el pico de La Villuerca

En las zonas circundantes de las sierras, se disponen un conjunto de capas horizontales de materiales arcillosos con abundantes cantos rodados de cuarcitas, que son conocidos con el nombre de “Rañas”: “Mesas de las Rañas” al sur de Cañamero y Alía, “La Rañuela” al norte de Castañar de Ibor, “Las Rañas” de Robledollano, Deleitosa y Retamosa... y sobre las laderas, bajo los crestones culminantes, destacan las pedreras o "casqueras", más modernas, producto de la meteorización mecánica de las cuarcitas.

Escala cronológica simplificada de Las Villuercas

El conocimiento geológico de las Villuercas resulta imprescindible para el análisis del medio ambiente y la ordenación del territorio de esta comarca con vistas a la protección de su ecosistema y a la explotación racional de sus recursos naturales. En el desarrollo sostenible de esta región extremeña, el patrimonio natural debe ser considerado como el principal recurso. La protección del paisaje, con inclusión de la flora y de la fauna autóctonas, así como la propuesta de creación en este área de un espacio natural protegido (Geoparque) serán los principales objetivos a alcanzar en un futuro próximo.

Valle alto del río Guadalupejo

Se considera urgente la elaboración de un catálogo de áreas de interés geológico (yacimientos minerales y paleontológicos, cavidades cársticas, desfiladeros, fuentes, rápidos y cascadas, etc.) para su utilización pedagógica y científica. Al respecto, hemos de destacar los yacimientos de trilobites del Sinclinal del Guadarranque y los de habitáculos petrificados en las Rañas de Cañamero y el Camorro de Castañar. Tienen un especial interés las cuevas cársticas de Castañar de Ibor y de la Calera (Alía), la cascada denominada “Salto del Moro” en el nacimiento del río Ruecas, los picachos cuarcíticos donde se sitúa el castillo árabe de Cabañas y la Buitrera, refugio de una numerosa colonia de buitres. Así mismo, la cumbre de La Villuerca, más alta de la región (1601 m.) desde donde se divisa una amplia panorámica con el célebre Monasterio de Guadalupe en sus inmediaciones.

Las Villuercas vistas desde Cañamero

Por último, las innumerables covachas y abrigos rupestres en las cuarcitas armoricanas donde encontramos las pinturas esquemáticas de las Cuevas de los Caballos y los Morales y el Risquillo de Paulino (Berzocana), Cancho del Reloj (Solana), Cueva del Escobar (Cabañas), Cueva de Alvarez, Cancho de la Burra, Cueva de Rosa, etc. (Cañamero).

Pinturas rupestres del Risquillo de Paulino (Berzocana)

GEOMORFOLOGÍA

Las distintas formas de modelado del relieve más características de esta comarca son el resultado de la erosión diferencial sobre los diferentes tipos de materiales rocosos y de los efectos tectónicos o estructurales.

El relieve de Las Villuercas

Distinguimos tres tipos de relieves en Las Villuercas:

- La Penillanura circundante. - Las Sierras cuarcíticas. - Los Valles interiores.

Panorámica de Cañamero desde la Sierra de la Madrila

La Penillanura circundante

Constituida por rocas del periodo Ediacárico y que se extiende en dos zonas que se sitúan a ambos lados del sinclinorio paleozoico de Las Villuercas:

En la zona Oeste la penillanura forma parte del gran Anticlinorio Centro Extremeño, es decir, los terrenos que constituyen los términos municipales de Logrosán, Garciaz, Aldeacentenera y parte de los términos de Cañamero, Berzocana, Solana y Deleitosa.

En la zona Este, la penillanura forma el llamado Anticlinal de Valdelacasa de Tajo, donde se incluyen los términos municipales de Valdelacasa, Garvín, Peraleda de San Román, Villar del Pedroso y Carrascalejo.

Los materiales que constituyen la penillanura circundante son fundamentalmente lutitas y grauwacas precámbricas y algunos batolitos graníticos, totalmente arrasados que dan lugar a una llanura peniplanizada en la cual los únicos relieves que destacan son los producidos por el encajamiento de la red fluvial y a la erosión diferencial.

Las Sierras cuarcíticas

Como ya hemos mencionado anteriormente, el elemento principal del relieve lo constituyen las “cuarcitas armoricanas” del periodo Ordovícico, que originan alineaciones montañosas o “Sierras” de dirección NW-SE, caracterizadas por la fuerte inclinación de sus laderas y por la terminación en “cresta”, “pico” o “risco” de los niveles cuarcíticos que las culminan. Claramente se observa un condicionante litológico-estructural en la morfología resultante: lutitas fácilmente erosionables en los valles y cuarcitas duras en las cumbres.

En conclusión, todas estas Sierras son los restos de antiguas estructuras de plegamiento hercínicas muy afectadas por la erosión, conservadas gracias a los materiales duros (cuarcitas y areniscas) y desniveladas por las últimas fases orogénicas alpinas, que han alterado el primitivo relieve apalachense heredado de morfogénesis mesozoicas y terciarias.

Sinclinal del río Viejas desde su nacimiento

Los Valles interiores

Los materiales mas blandos, de naturaleza esencialmente lutítica, constituyen entre las alineaciones cuarcíticas estrechos y alargados valles producto del encajamiento de la red fluvial. Hacia la vertiente del Tajo se orientan los valles de los ríos Gualija, Ibor con su afluente el Viejas, el Cuernacabras y el Almonte con la Garganta de Santa Lucia. Hacia la vertiente del Guadiana se abren los valles del Guadarranque, Guadalupejo y Ruecas.


MINERÍA:

Los yacimientos mineros más importantes de Las Villuercas se localizan en las cercanías del municipio de Logrosán, los cuales están relacionados genéticamente con las fases pegmatítica e hidrotermal de la intrusión plutónica denominada Cerro de San Cristóbal, constituida por granitos hercínicos en forma de cúpula, con numerosos filones de Cuarzo, ricos en Casiterita y en Fosforita, emplazados en las fracturas de las rocas cristalinas graníticas y en las rocas ediacáricas circundantes.

Los yacimientos de Casiterita (bióxido de estaño) de Logrosán fueron explotados desde la más remota antigüedad hasta tiempos muy recientes. Se han encontrado en la cima del Cerro de San Cristóbal zanjas, galerías y utensilios mineros de la Edad del Bronce relacionados con el mítico reino de Tartessos.

El principal yacimiento de Fosforita (40% de fosfato de calcio) se encuentra a lo largo del Filón Costanaza de unos 5 kilómetros de recorrido, 162 m. de profundidad y 2 m. de potencia media, explotado desde principios del siglo pasado hasta el año 1956 para la elaboración de abonos superfosfatos.

Pozo de mina del filón de La Costanaza

A todo ello hay que añadir la compleja mineralogía que se puede observar en el cercano Cerro de San Cristóbal, única a nivel nacional puesto que en ella se han encontrado los mejores cristales de Casiterita de Europa. Por tanto, el Conjunto Minero de Logrosán juntamente con su entorno, reúnen todos los condicionantes (singularidad, importancia y autenticidad), para obtener algún tipo de figura de protección institucional y en cualquier caso, la visita al mismo posee un alto valor patrimonial, geológico-minero, turístico y didáctico.

Existen también otros yacimientos mineros pero de menor importancia en otros municipios de la comarca, algunos de ellos explotados desde la época romana, pero han tenido escasa continuidad mediante labores mineras modernas. Entre estos municipios destacamos los siguientes yacimientos minerales: Berzocana, con yacimientos de Blenda y Galenas argentíferas, Castañar de Ibor y Campillo de Deleitosa, con yacimientos de Oligisto, Goethita y Limonita, y Peraleda de San Román con yacimientos de Pirita y Calcopirita.

Antigua mina de El Serranillo (Logrosán)

HISTORIA:

Cronológicamente, de mas antigua a mas moderna, la historia de los pueblos de la comarca de Las Villuercas, podemos dividirla en las siguientes etapas cuya duración comprende varios miles o centenares de años según los conocimientos que de ellas tengamos:

- El Paleolítico: Industria lítica de las Rañas.
- Neolítico- Edad del Bronce: Las pinturas rupestres, castros, minas, industria lítica y de bronce.
- Edad del Hierro: Castros prerromanos.
- Época romana: Explotación del territorio (vilas y poblados).
- Época visigoda: Los santos de Berzocana.
- Época árabe: Hisn Lukrushan, Cañamero, Cabañas y Zuferola
- La reconquista del territorio: El Concejo de Trujillo.
- La Puebla de Guadalupe y las Villas de Cañamero y Berzocana.

Paleolítico:

Las primeras huellas de los pobladores de Las Villuercas se han localizado en las Rañas de Alía y de Cañamero, se trata de abundantes cantos de cuarcita tallados, posiblemente de edad Pleistoceno medio, con unos 100.000 años de antigüedad. Estos útiles fueron trabajados por pueblos nómadas dedicados a la caza y a la recolección de frutos y semillas. El clima no era como el actual, media Europa estaba cubierta de hielo, y el hombre buscaba refugio en cuevas profundas como las localizadas junto al río Ibor y en La Calera, pero todavía no poseemos datos fehacientes de su estancia más o menos duradera en estas cuevas de Las Villuercas.

Pinturas rupestres del Cancho de la Burra (Cañamero).

Neolítico-Bronce:


Hace unos 5.000 años el clima se hizo progresivamente más cálido y el hombre se sedentariza, conoce la agricultura y el pastoreo. Las Villuercas son visitadas durante el neolítico, y es en el periodo siguiente o calcolítico (hace unos 3.500 años) cuando muchos de sus montes son habitados, construyéndose poblados amurallados con numerosas viviendas donde aparecen utensilios domésticos, armas, grabados rupestres, etc. El hombre calcolítico coloniza por completo la comarca de Las Villuercas, pues hemos encontrado sus estilizadas pinturas rupestres prácticamente en todas las cuevas y abrigos de estas sierras: el Cerro del Castillo de Cañamero, Las Cuevas de la sierra del Pimpollar, Cueva de Alvarez, Cancho de la Burra, La Madrastra, Risquillo de Paulino, Cueva de los Caballos, Los Morales, Era del Gato, Cancho del Reloj...
Durante la edad del bronce muchos de estos poblados calcolíticos continúan habitados, nuestra tierra ofrece abundante caza, picos inexpugnables y covachas donde guarnecerse, y sobre todo cobre y estaño para fabricar y comerciar con utensilios de bronce. Con este fín comienzan a explotarse los yacimientos de estaño del Cerro de San Cristóbal, de Logrosán, donde D. Vicente Sos Baynat encontró, al realizar trabajos mineros en 1950-62, puntas de flechas, hachas y escoplos de bronce, escorias y moldes de fundición, etc...

A finales de la edad del bronce los habitantes de esta comarca comercian con Tartessos, sus reyezuelos atesoran lujosas y pesadas joyas de oro entre las que destacan los torques de Berzocana, encontrados con otros utensilios de bronce en una pedrera próxima al puerto, paso obligado desde la prehistoria. De esta misma época (siglo IX a.C.) es la famosa “piedra” o estela del guerrero encontrada por D. Mario Rosso de Luna en un monte próximo a Solana, en la que se representa uno de estos reyes provisto de su carro, lanza, espada, escudo y casco. En la Colonia de Cañamero fue localizada por D. Juan Maldonado Otero, con varios útiles mineros, una interesante inscripción con caracteres íbero-tartéssicos (Tarira).
Estos hallazgos confirman los contactos comerciales y culturales que existieron entre los pobladores de nuestra comarca y el mítico reino de Tartessos, situado en la desembocadura del Guadalquivir, donde afluían los navegantes del Mediterráneo para adquirir el valioso estaño con el que elaboraban sus metalurgias de bronce.

Estela del Guerrero de Solana de Cabañas

Edad del Hierro:


La comarca de Las Villuercas entra de lleno en la Historia 200 años antes de Jesucristo, en plena edad del hierro, cuando los autores griegos y romanos nos hablan de las tribus de los vettones que habitaban el territorio que se extiende desde las estribaciones meridionales de la sierra de Gredos (La Vera) hasta el Guadiana.
Los vettones son fundamentalmente un pueblo de ganaderos, como lo demuestran los toros y berracos que labraban en roca granítica y han sido encontrados en su zona de ocupación. Viven en poblados o castros rodeados de murallas y profundos fosos, situados en cerros estratégicos circundados por ríos que aumentan sus defensas naturales: Castro de la Dehesilla junto al río Berzocana y el Castillejo de Retamosa junto al Almonte. A lo largo de este último río pueden contarse más de diez de estos poblados. En Madrigalejo a orillas del río Ruecas existe uno (El Castillejo), donde se encontró un curioso berraco y unas arracadas de oro. También encontramos otro castro, llamado el Castrejón, en Alía, en las proximidades del río Guadalupejo, del que sólo quedan restos de su muralla y del foso exterior.


Época Romana:


Los vettones, aliados con sus vecinos los lusitanos, luchan a las órdenes de Viriato contra los romanos, siendo sometidos en el año 139 a.C. con el asesinato de este caudillo, y a partir de entonces, nuestra tierra poco a poco se romaniza, pasando los vettones a militar en las legiones romanas y a adoptar las costumbres de los invasores.
Nuestra comarca es englobada en el territorio de Emérita Augusta, aposentándose los romanos en las tierras más ricas de la penillanura circundante a las sierras: Abundantes restos arqueológicos de villas y explotaciones mineras romanas se localizan en los alrededores de Logrosán, Cañamero, Berzocana, Solana, Retamosa, Navalvillar y Castañar de Ibor, Alía y La Calera.
La primera referencia escrita que encontramos en las fuentes clásicas sobre estas sierras nos la da el griego Estrabón, hacia el año 18 de nuestra era, en su Geographika, donde nos relata: “El Anas es también navegable, su orilla septentrional va también bordeada por montes metalíferos que se extienden hasta el Tágos”. Esta descripción concuerda con nuestras sierras, y añade “ Las comarcas donde hay metales son por naturaleza ásperas y estériles...” refiriéndose al carácter agreste y salvaje de éstas en la antiguedad.
Posiblemente fuera montes la primitiva denominación de estas sierras, nombre repetido en los escritos medievales y que ha llegado hasta nosotros como Montes de Toledo y el hidrónimo Al-monte, río que tiene su nacimiento en las mismas Villuercas o Montes de Guadalupe.
Parece ser que en época romana nuestra comarca sólo tenía interés por la riqueza de sus minas de galenas argentíferas, como la localizada en tierras de Berzocana con una interesante necrópolis del siglo IV d.C.
Las vías de comunicación de aquella época rodean siempre la agreste sierra de Las Villuercas, por el norte la calzada de Mérida-Toledo, que cruzaba el Tajo por el vado de Albalat y conducía a la ciudad de
Augustóbriga (Talavera la Vieja), actualmente anegada por las aguas del pantano de Valdecañas; por el sur otro ramal Mérida-Toledo pasaba por los puertos de Puertollano (Cañamero) y de San Vicente (Alía) con desviación hasta Augustóbriga.

Época Visigoda:

Los visigodos también han dejado muestras de su presencia en nuestra tierra: los escritos de san Isidoro, hermano de san Fulgencio y santa Florentina, nos dicen que el rey suevo Miró atacó y dominó a los rucones en el año 572 con objeto de evitar que el rey godo Leovigildo se apoderase de la Vettonia. Algunos investigadores suponen que estas tribus estuvieron aposentadas a orillas del río Ruecas, del cual recibieron su nombre.
Visigodo es el sarcófago de mármol que guarda los restos de san Fulgencio y santa Florentina en el altar de los santos de la iglesia de Berzocana, y posiblemente también sería una talla visigoda la Virgen encontrada por Gil Cordero en otro sarcófago en Guadalupe, según cuenta la leyenda de esta imagen. Restos de necrópolis visigodas con vasijas y objetos de adorno han aparecido en otros muchos lugares próximos a Las Villuercas, así como una artística basílica en Portera, tierras de Garciaz.

Época Árabe:

Los siglos de dominio árabe dejaron también en nuestra comarca abundantes vestigios arqueológicos y una rica y variada toponimia. El borde occidental de estas sierras está cuajado de castillos y poblados árabes: Castillo de Cañamero, Los Castillejos, El Terrero, Cancho del Reloj, Risco del Moro, Castillo de Cabañas, Poblado de Arbella, Castillos de Alija y El Espejel y finalmente la fortaleza de Al-Balat junto al Tajo. Tambien fue árabe el Hisn (castillo) de Lukrushan situado en la cumbre del cerro de San Cristóbal citado en las crónicas de los geógrafos de la época.
Nuestra región fué poblada por las tribus beréberes de los Nafza que se extendieron desde el Guadiana hasta el Tajo, se dedicaban al pillaje realizando razias en territorio de cristianos, siendo su centro de operaciones el castillo de Trujillo.

El castillo árabe de Cabañas en 1184 lo poseía el conde D. Fernando Ruiz de Castro, pero en 1185 fue donado a la Orden de Trujillo. Volvió a los tres años a poder de los musulmanes quienes fueron expulsados de él por D. Alfonso IX de León, quien en 1194 lo devolvió a la Orden del Pereiro para que lo defendiese de los sarracenos. En 1196 debió apoderarse de él el emir almohade Yaqub ben Yusuf, triunfante en la batalla de Alarcos, durante la correría que hizo por nuestra tierra sin encontrar resistencia.

Castillo árabe de Cabañas del Castillo

La Reconquista:

En el año 1.220.... “vino Sancho Fernández, fillo del Rey Don Fernando, fillo del Emperador, a Toledo, e dixo, que iba al rey de Marruecos, quel avíe de dar grandes haberes, e creyéndole muchos cristianos e muchos judíos, más de XL milites, e puso con ellos que fuesen con el a Sevilla, mas el descaminó, e fue a Cañamero, un castiello ermo, e poblolo, e fizo mucho mal a moros e a christianos, e fue un día martes a muent, e vino un oso, e mató a Sancho Fernández. E a tercer día joves vino el rey de Balladozo con grand poder de moros e prisó Cañamero e descabezolos a todos”.

Cerro del Castillo de Cañamero

Este episodio, que sólo conocemos a través de los Anales Toledanos II, es uno de los sucesos más pintorescos de la reconquista de las Villuercas que protagonizó el hermano del rey Alfonso IX de León, hijo de Fernando II y de Doña Urraca López de Haro. Probablemente Sancho Fernández pretendía conquistar las tierras de la frontera entre los sarracenos y el reino de Toledo y fundar un señorío propio, especie de reino taifa cristiano, pero durante una cacería en las Villuercas un oso mató al infante leonés y trucó su proyecto colonizador.
Tres días después el gobernador musulmán de Badajoz, que debía estar harto de vecino tan molesto, tomaba el castillo de Cañamero y decapitaba a todos sus defensores, y la tierra de nadie que quiso apropiarse, entre las frontera musulmana y cristiana, siguió despoblada.
El día 25 de Enero de 1.232 las Ordenes Militares de acuerdo con el obispo de Plasencia conquistan la ciudad de Trujillo y todo su término, quedando desde entonces la mayor parte de estas sierras incorporadas a la jurisdicción territorial de Trujillo, excepto la zona oriental que quedó bajo la del Concejo de Talavera.

Los lugares de Berzocana, Cañamero, Logrosán y Garciaz comienzan a poblarse de ganaderos y colmeneros castellanos procedentes de las tierras de Trujillo, Plasencia, Ávila y Talavera y en poco tiempo llegan a ser los principales núcleos de población de la jurisdicción de Trujillo. La tierra se dividió en grandes latifundios que fueron entregados a los caballeros que intervinieron en la conquista de Trujillo. Cada una de estas fincas, recibe desde entonces, el nombre de “Caballería”, como las que comprendían las actuales dehesas de La Olivilla, El Aguijón, Miralrío, Los Cerros de Cubilar, La Higueruela, etc...

La puebla de Guadalupe con su monasterio (s. XIV)

En el año 1268, reinando Alfonso X el Sabio, se deslinda el término de Trujillo del de Talavera, estableciéndose una línea divisoria que de sur a norte pasa por la “
raña alcornocosa” cerca del “puerto de Cañamero” (Puertollano), el arroyo Valtravieso, “et commo va en su derecho a la cabeza de la Brama, commo vierten las aguas las unas a Tajo y las otras a Guadiana”. Es decir, esta línea dividió el territorio de las Villuercas en un momento en el que todavía no se había descubierto la imagen de la Virgen de Guadalupe, la cual aparece hacia 1325 y, curiosamente, sobre un punto de esta misma línea de separación de términos.
En el año 1337 el rey Alfonso XI, que cazaba osos por estas sierras, manda dar al Monasterio de Guadalupe media legua de terreno a su alrededor, tomándola de los términos de Trujillo y de Talavera.
Nuestra historia continúa, pasando a ser, desde entonces, el
Monasterio de Guadalupe el centro religioso, cultural y económico de la comarca de Las Villuercas.

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